Cómo padres, dentro de los muchos compromisos que tenemos, una gran responsabilidad es otorgarle un nombre.
El nombre es nuestra canción, nuestro mantra, un código vibracional que nos acompañará toda la vida. Nuestro nombre contiene significados y palabras escondidas que pueden ser nuestra mayor bendición y amuleto o nuestra gran maldición o bloqueo (de ahí, que muchas personas cambian su nombre o prefieren motes).
Antiguamente cuando se creaban nombres, se escogían para transmitir características o poderes que los llevarían consigo toda la vida y para fortalecer el linaje, los pueblos originarios de América predecían que tipo de ser era el recién llegado y le regalaban un nombre afín con su don.
El día 27 de Mayo hemos estado de fiesta, un acto de amor y consciencia, la siembra de nombre de Olivia Dana, donde hemos incorporando su código de vibración al cuerpo físico como un don, un amuleto que le regalan los padres.
Olivia Dana, una niña preciosa, con unos padres coherentes, íntegros, a pesar de las ojeras, los contratiempos de adaptarse a esta nueva realidad en sus vidas, llena de pañales, llantos y eternos abrazos de leche materna...
Pero antes de sellar su nombre le hemos dado la bienvenida presentándola a los elementos que habitan nuestro planeta: Aire, Fuego, Agua y Tierra.
Cosa que hacemos naturalmente en nuestro primer año de vida con la integración de los 4 elementos en nuestro cuerpo físico, generalmente mediante excesos:
Aire=tos y piel; Fuego=fiebre; Agua=Mucosidad; Tierra=Digestión.
Los padrinos son aquellas personas que representan la energía femenina y masculina, acompañantes y cuidadores activos, que aportan enseñanzas y valores, ayuda y disfrute, más allá de los padres. Es una responsabilidad muy bonita cuando hay armonía con los padres, ya que también se preocupan por estar atentos a las necesidades de ellos. Por ejemplo, cuidando de la pequeña, para que los padres se reciclen, regeneren sus energías y por qué no, que descansen!!!
¡Olivia Dana, que tu vida sea siempre una bendición!
